Anita Moorjani cuenta un poco de su historia y cómo el miedo a enfermar y todas las decisiones que tomó basadas en el miedo la llevaron justo a donde no quería, a enfermar de cáncer. Para darse cuenta de donde había venido todo esto a pesar de sus múltiples cuidados preventivos, ella vivió una experiencia cercana a la muerte y fue así como a través de ese impacto pudo recapacitar y darse cuenta de que si iba a cuidarse tenía que hacerlo desde el amor y no desde el miedo.
Es en este tipo de casos donde podemos observar la importancia de lo que hemos venido hablando en nuestros posts e emails, acerca de que es importante cuidarnos en los 4 niveles de percepción: físico, mental-emocional, alma y espíritu. Por ejemplo, en este caso Anita intentó cuidarse a nivel físico pero sus pensamientos y lo simbólico que había en su subconsciente (nivel del alma) acerca de lo que significaban todos esos alimentos o vitaminas con las que se “cuidaba” estaban basados en un miedo tan fuerte que la enfermedad no pudo ser detenida y se materializó.
Los 4 niveles se interrelacionan y debemos cuidarlos todos pues no somos sólo una máquina con reglas físicas simples, pero ojo que tampoco debemos pretender el sentirnos dioses a la primera y por ejemplo decir que “sólo mis pensamientos importan” y descuidar el cuerpo, como por ejemplo, me tocó ver en el caso de un estudiante de lo metafísico al cual le habían diagnosticado diabetes, pero que creía mucho en la programación del agua y los alimentos, tanto que decidió que era más fácil darse contentillo con cervezas, cocteles de camarón, carnitas y etc. mientras “les diera bendiciones”… en eso se engañaba, pues su cuerpo necesitaba un poco de su presencia y su fuerza de voluntad ante la comida… sólo un poco, en vez de disfrazarlo todo… y lamentablemente falleció.
¿Ven porque somos un engranaje? No podemos pretender entendernos a nosotros mismos desde un sólo nivel de percepción, ni sólo físico, ni sólo “espiritual” o lo que se cree espiritual (que en realidad es todo), pero mientras tengamos este maravilloso cuerpo humano mostrémosle amor y respeto y cuidémonos también desde su lenguaje bioquímico, así como también cobijémoslo amorosamente con pensamientos enfocados desde el amor y el corazón con nuestra mente, alma y espíritu.
Aprende más acerca de los 4 niveles de percepción y cómo cuidarte en cada uno de ellos para no enfermarte aquí: https://ascensionmd.com/salud-integral-en-los-4-niveles-de-percepcion-como-cuidarte-para-no-enfermar/
Con amor, Stela y José
Anita Moorjani: “Una de las cosas que creo firmemente causo mi cáncer fue el miedo había vivido una vida llena de miedo de hecho prácticamente toda mi vida siempre sentí que no encajaba y que tuve que trabajar para ser aceptada siempre temí que la gente no me quisiera siempre temí la desaprobación, no ser aceptada y siempre temí no ser lo suficientemente buena, era una persona complaciente, siempre me trate como, un felpudo, así que pasé toda una vida teniendo miedo.
Luego, como adulta vi a mi mejor amiga padecer de cáncer y morir de cáncer y eso causó mucho miedo en mí, comencé a temerle al cáncer y también temía al tratamiento del cáncer, porque ella tenía el mejor tratamiento que el dinero pudiera comprar y aún así ella continuó deteriorándose hasta morir y la vi pasar por este proceso, desarrollé un miedo tan grande al cáncer que investigue todo lo podía para prevenir el cáncer, cuanto más investigaba más temerosa me volvía, porque comencé a aprender que los pesticidas en nuestra comida pueden causar cáncer, que el plomo y el fluoruro en el agua puede causar cáncer y beber del plástico puede causar cáncer y las microondas pueden causar cáncer y entonces todo me hizo cada vez más temerosa y cada cosa que estaba introduciendo en mi cuerpo, entonces comencé a comer lo que llamamos muy muy saludable, empecé a comer solo alimentos orgánicos, empecé a comprar todo tipo de cosas creadas para prevenir el cáncer todo lo que era un antioxidante, comencé a comprarlo todo e investigue todo y empecé a comer solo productos orgánicos de origen vegetal.
Y todo lo que comí sin embargo lo comí por miedo al cáncer. No estaba comiendo estos alimentos porque quería vivir más, tiempo o porque me apasionaba mi vida, o porque me encantaban estos alimentos. No me gustó comerlos y lo principal que aprendí cuando morí cuando estaba en ese reino fue que cada decisión y cada elección que hice hasta ese momento en que estaba acostada en esa cama de hospital fue tomada del miedo y no del amor y así desde ese Momento tomé, el compromiso de que mientras esté viva voy, a tomar mis decisiones desde, un lugar de amor.”
