El tema de las cirugías psíquicas o sanaciones psíquicas creo que es algo que siempre ha fascinado a las personas, en especial el caso de Pachita, chamana y curandera mexicana que asombró incluso a científicos pues cuando iban a supuestamente investigar cual era el truco o el fraude quedaban maravillados ante fenómenos como la manifestación de órganos nuevos que aparecían en su mano desde “la nada” y los cuales ocupaba para hacer transplantes, o bien cómo abría a las personas con sólo un cuchillo de monte y cómo al final “saturaba” de nuevo la herida y cicatrizaban al instante.
En mi opinión estos fenómenos siempre depende de la ecuación sanador – paciente – divinidad, y por ello es que no todos los casos son iguales ni en todos se encuentra la misma efectividad, por ejemplo en el caso de Pachita su capacidad cómo canalizadora y la presencia del “hermanito Cuahutémoc” hicieron de su trabajo un fenómeno excepcional que sus hijos y nietos no han logrado replicar al 100%.
El nivel de aceptación de los milagros es otro punto muy importante sobre todo en el sanador y eso tiene que ver con limpiar el canal de comunicación con su subconsciente para que este a su vez acepte lo que viene del supraconsciente y lo divino. Esto lo vemos en las filosofías chamánicas como la hawaiana, donde el Ho’oponopono explica la importancia de la relación de nuestras tres mentes para la aceptación de los milagros.
También otro punto interesante es la variedad en la que se presentan este tipo de sanaciones, con distintas técnicas o incluso creencias y cómo muchas de ellas han tomado la forma de sincretismos para ser aceptados por la gente, a final de cuentas eso refuerza la parte de deben existir elementos para que el subconsciente acepte la sanación, incluyendo el punto de que debe creer que es “algo bueno” y por ello tenemos este caso de la herencia de Pachita donde conviven un Tlatoani Azteca (hermanito Cuahutémoc) y las creencias cristianas católicas.
Asimismo para quienes han leído el libro de Pachita quizá hayan logrado encontrar cómo yo algo curioso, una parte del libro donde el hermanito Cuahutémoc le dice a Jacobo Gringerg “estoy yendo contra la voluntad de mi padre al hacer estas curaciones“, y así es, pues explica que de alguna forma al intervenir está impidiendo que las personas aprendan y se liberen a sí mismas, pero su argumento para seguir ayudando es que siente mucha compasión y que no puede evitar sentirse conmovido a ayudar, respecto a lo cual comenta que “sigue aprendiendo”.
Esto me recuerda también a un capítulo del libro de la Flor de la Vida de Drúnvalo Melchizedek donde le preguntan porque no es que Jesús, Buda y todos los iluminados no andan aquí ayudando y sanando a todos, y el comenta que si desarrolláramos esos dones llegaría un punto en el que entenderíamos que andar sanando a todos con un toque es un intervención que de alguna forma frena el aprendizaje, e incluso indica que posiblemente las pruebas vendrían de todos modos de alguna otra forma para continuar con la evolución del alma.
Y sin embargo, ayudarnos unos a otros es también parte del aprendizaje. Pienso yo que el único peligro es pensar que somos víctimas y que sólo otros pueden ayudarnos siempre, y que no podemos hacer nada por crecer nosotros mismos también. Además no descarto el hecho de que algunos médiums son víctimas de entidades que sólo les engañan y que entregan algo de medicina que después se desvanece trayendo más problemas para mantener a las personas yendo y yendo a las sesiones, es decir los convierten en esclavos y víctimas que sin darse cuenta entregan toda su atención a las entidades que creen ir a consultar.
Hay que tener mucho ojo con esto. Recuerden que el mundo espiritual tiene de todo, es como ir a un país extranjero, por más reputación buena que tenga un país no es bueno andar desprevenidos y aceptar cualquier cosa de las nuevas personas que estemos conociendo por allá, siempre hay que tener sentido común y discernir lo que es bueno y lo que no.
Por ello, pienso que en todo momento debemos tener discernimiento ante estos fenómenos, y siempre estar atentos a que tanto nos ayudaron a tener no sólo un alivio, sino más claridad, más entendimiento y a empoderarnos en nuestro propio crecimiento personal sin hacernos dependientes de un gurú, entidad o tratamiento.
Con munay, Stela
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Una curandera psíquica de renombre fue Bárbara Guerrero, mejor conocida como “Pachita”. Nació en Parral (Chihuahua), hacia 1900 y murió en la Ciudad de México el 29 de Abril de 1979. Pachita fue la única “cirujana psíquica” conocida en su país y en el extranjero. Fue investigada tanto por mexicanos como por investigadores extranjeros. Pachita desde muy joven empezó a curar por medio de hierbas medicinales y tés y en algún momento de su vida decidió operar, asegurando que el espíritu de Cuauhtémoc (último emperador Azteca) se apoderaba de su cuerpo físico para curar a través de ella. Lo llamaba “El Hermanito”. Aún hoy, a 33 años de su muerte, el espíritu del “Hermanito” sigue bajando en los seguidores de Pachita, y ella misma visita a sus discípulos. ¿Cómo se logra convertir una persona en canalizador de “El Hermanito”? ¿Existen otros grupos e individuos que hacen operaciones psíquicas?